Aunque lo tenías todo planeado y la aplicación de tu smartphone te decía que era el momento perfecto, con el sol dispuesto a ponerse entre unas nubes que esperabas llenas de dramatismo, resulta que se pone a llover y estropea tus planes… O a lo mejor te encuentras con que una visita largamente planeada se estropea porque una nevada lo ha cubierto todo o la niebla apenas deja ver nada.
Probablemente te sientas decepcionado, pero piensa que quizá estás ante una oportunidad de desarrollar tu creatividad fotográfica intentando conseguir buenas imágenes en circunstancias diferentes a lo que sueles acostumbrar. Si estás dispuesto, echa un vistazo a estos consejos para aprovechar tus salidas fotográficas cuando el clima no es como la esperabas.
Precauciones previas
Pero antes, para que no sea el equipo lo que falle, deberías tener en cuenta una serie de precauciones para proteger bien tu equipo del frío, la lluvia, etc. y así evitar problemas técnicos como los derivados de la condensación. Como de esto ya os hemos hablado en anteriores ocasiones, así como de lo más importante que debes llevar en la mochila, te recomendamos que revises esos consejos antes de nada.
Cuando llueve
Aunque te puedas desanimar, la lluvia puede ser tu mejor aliado si sabes aprovecharla. Para ello, más que evitarla deberías buscarla y tratar de que esté muy presente en tus fotos. Así que busca sus acumulaciones en el suelo, y aprovecha el brillo que produce en el asfalto, o en cristales y superficies, donde la lluvia resbalando puede ser muy atractiva.
¡Mójate!
Bien protegido, tanto por lo que se refiere a nosotros como a nuestra cámara, lo ideal es salir a la calle sin miedo a mojarnos para captar buenas imágenes. Sin embargo, también podemos buscar un lugar resguardado desde donde captar esos momentos especiales que brindan las escenas lluviosas. Por cierto que el flash de relleno puede ser un buen aliado para conseguir colores que destaquen en un día lluvioso y gris.
Vigila el entorno
Ten en cuenta además que es importante ser consciente del entorno. Un día nublado puede cambiar rápidamente y las nubes pueden desaparecer dando paso a un escenario bien distinto. Piensa además que sin lluvia es imposible captar ese fenómeno tan especial que es el arcoiris.
Práctica la clave baja
Normalmente un día lluvioso es sinónimo de oscuro lo que implica una dificultad para hacer fotos debido a la escasez de luz. Por eso, quizá es un buen momento para practicar la clave baja, buscando conseguir fotografías oscuras y muy contrastadas pero de indudable atractivo.
Busca el detalle y cambia de perspectiva
Con la lluvia es posible encontrar fondos muy difuminados que pueden ser ideales para fijarse en los pequeños detalles y hacer primeros planos del entorno. Además, si las condiciones del tiempo son malas quizá es el momento de buscar nuevos puntos de vista. Una perspectiva diferente puede ser un recurso para potenciar nuestra creatividad: por ejemplo apuntando hacia arriba (ojo con la lluvia) o hacia abajo, incluso desde un punto de vista más elevado o incluso más bajo.
Fíjate en la reacción de la gente
Cuando llueve, las personas solemos tener ciertos comportamientos imprevisibles y a veces curiosos. Podemos encontrar desde un tipo que camina tranquilamente sin paraguas (como si con él no fuera la cosa), hasta gente que trata de protegerse del agua con casi cualquier elemento extraño.
No deseches las fotos in situ
Puede que al revisar las tomas te encuentres que muchas de ellas no parecen tener ningún atractivo a priori, pero es posible que un buen procesado las convierta en buenas fotos. Por ejemplo, una toma con colores apagados por un cielo plomizo u otra realizada a través de un cristal y con reflejos parásitos puede parecer inservible en un principio y, sin embargo, convertirse en una imagen original tras el retoque.
Si hay niebla
Si en vez de lluvia lo que nos encontramos es niebla que nos arruina el paisaje, piensa que en realidad quizá estés ante una gran oportunidad de retratar un fenómeno meteorológico muy interesante para la fotografía. Así, intenta sacar todas las posibilidades que brinda la niebla para crear paisajes oníricos de gran atractivo visual.
Cuando hay nieve
Y si lo que te encuentras es con la nieve, aparte de las recomendaciones necesarias para hacer fotos en estas condiciones, un primer consejo sería trata de madrugar para poder captar zonas que no hayan sido pisadas. Por otro lado, para evitar la monotonía de una superficie nevada demasiado similar, trata de concentrar la atención sobre un elemento (o elementos) determinado que destaque y dirija la vista del espectador.
Piensa en blanco y negro
Virar la imagen al blanco y negro es un excelente recurso para lograr un efecto atemporal en una fotografía e incluso puede servir para disimular el posible ruido. En este caso los elementos con los que jugar son las formas, la luminosidad y el contraste que en condiciones de luminosidad escasa pueden servirnos para obtener una atmósfera dramática.
Combina los colores
Si bien las fotos pueden parecer apagadas cromáticamente, los colores están ahí y si se saben aprovechar pueden convertirse en un excelente recurso en combinación con la típica luz plomiza de las escenas cuando hace mal tiempo.
Aprovecha para probar otras cosas
Si no te ocurre nada quizá es un buen momento de poner en práctica técnicas fotográficas como el zooming y el panning (o barridos) que además requieren de velocidades de obturación relativamente lentas. Pincha en los links que te hemos puesto para saber cómo hacerlo y ¡práctica!
Y con esto terminamos, recordando que, como en muchas otras ocasiones, es importante tener paciencia porque las cosas pueden variar, especialmente si estamos trabajando en épocas como el otoño en los que el tiempo es muy cambiante. La cuestión es aprovechar lo que tengas a mano y exprimir tu creatividad para obtener buenas tomas y crecer como fotógrafo. Algo así como hizo este fotógrafo ruso que utiliza un cristal para los días de lluvia consiguiendo unas imágenes muy originales.
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Foto de portada | Jan Laskowski